El colágeno es una molécula proteica o proteína que forma las fibras colágenas flexibles, pero ofrecen gran resistencia a la tracción. Estas se encuentran en todos los animales. El colágeno es la proteína más abundante en los animales superiores, pudiendo suponer un tercio de todas las proteínas del cuerpo. El colágeno es la proteína más abundante de nuestro cuerpo, siendo un componente básico de la piel, tendones, cartílagos y vasos sanguíneos.
Su principal función es brindarle al organismo el armazón o matriz de sustentación en la que toman forma los órganos y tejidos, siendo además responsable por la firmeza, elasticidad e integridad de las estructuras e hidratación del cuerpo; por la transmisión de fuerza en los tendones y ligamentos; por la transmisión de luz en la córnea; por la distribución de fluidos en los vasos sanguíneos y conductos glandulares, etc. La elasticidad y la flexibilidad común en los jóvenes, se debe al alto contenido de colágeno que ellos poseen. Va disminuyendo la cantidad de esta proteína en la piel a medida que se envejece, produciéndose perdida de elasticidad, tersura y firmeza.
El colágeno está compuesto por tres cadenas que forman una triple hélice. Cada cadena tiene unos 1400 aminoácidos de los cuales uno de cada tres es una glicina. A intervalos regulares se encuentran otros aminoácidos, la prolina y la hidroxiprolina, poco frecuentes en otras proteínas. La presencia de estos aminoácidos particulares permite que las tres cadenas se enrollen una alrededor de la otra formando una fibra muy resistente. Además, entre las cadenas se establecen puentes de hidrógeno que confieren al colágeno una gran estabilidad.
Según lo publicado en Nature.com y cosmeticsdesign.com, científicos americanos han obtenido un producto sintético con unas características, propiedades y comportamiento muy similares a los del colágeno humano. Replicar el multi-jerárquico auto-ensamblaje de colágeno presenta un duro atrajo para científicos, tanto desde el punto de vista de la química supramolecular como de las posibles aplicaciones biomédicas en ingeniería de tejidos. Con este avance científico, el nuevo producto sintético podría llegar a reemplazar al colágeno natural en un plazo de cinco años aproximadamente.
Así pues, dentro de unos años podríamos tener otras opciones más seguras en lugar del uso del colágeno de origen animal en algunos productos cosméticos y tratamientos de estética como son las infiltraciones de relleno, provocando en algunas ocasiones reacciones inmunológicas y alérgicas (por ello es aconsejable realizar tests previo a las infiltraciones).
Montse García