Afortunadamente, el pasado 11 de marzo de 2013 finalizó el periodo de transición, que supuso el cese total de ensayos con animales para ingredientes con fines cosméticos. La prohibición afecta a todos los productos que se vendan en la UE, independientemente de su procedencia.
En primera instancia, sería necesario preguntarse por qué se han llevado a cabo experimentos en animales para elaborar cosméticos. Un artículo de animanaturalis nos detalla tipos de animales así como los tests empleados sobre ellos para el desarrollo de productos de cosmética y aseo personal. Dice así:
«Cada año se han lanzado al mercado nuevas fórmulas de productos para el aseo personal y cosméticos. Pero antes de llegar a las estanterías de supermercados y perfumerías donde los compramos, han atravesado una serie de pruebas innecesarias, dejando atrás millones de animales mutilados, quemados, gaseados y sacrificados; porque la ley así lo requiere. Resaltamos que estos tests son innecesarios y que existen numerosos laboratorios que utilizan métodos de investigación y pruebas de seguridad sin animales. Pero a pesar de ello, aún hay quien argumenta el uso de animales para garantizar la seguridad del consumidor, o para cubrirse las espaldas en caso de denuncia.
La FDA (Food and Drug Administration de EE.UU) insta a los laboratorios a llevar a cabo las pruebas necesarias para evaluar la toxicidad de sus productos, y los laboratorios experimentan sus productos con animales vivos por inercia y tradición, y porque es barato, pero no porque los resultados tengan mayor valor científico.
El Acta de Cosméticos de la FDA clasifica los cosméticos como «artículos, aparte del jabón, que se aplican en el cuerpo humano con la finalidad de limpiar, embellecer, mejorar el atractivo o alterar el aspecto físico» y los clasifica en 13 categorías:
- Cuidado de la piel (cremas, lociones, polvos y sprays)
- Fragancias
- Maquillaje de ojos
- Manicura
- Maquillaje no de ojos (lápiz de labios, base de maquillaje, colorete)
- Tinte para el cabello
- Champús, permanentes, cuidado capilar
- Desodorantes
- Productos de afeitado
- Productos para bebés
- Aceites y sales para el baño
- Elixires bucales
- Productos bronceadores
Como es fácil ver, muchos de estos productos los usamos a diario, y más de una vez. Sin ir más lejos, la industria es lo suficientemente hábil como para presentarnos cada cierto tiempo, productos innovadores, con más y mejores cualidades que el anterior, por lo que una enfermiza espiral de consumo («necesito un shampoo que alice mis rizos o rice mi lacio cabello») se cobra la vida de millones de animales, en todo el mundo.
¿Qué se pretende estudiar con los tests con animales?
- Irritación ocular y cutánea
- Sensibilidad cutánea, alergia
- Toxicidad
- Mutagenicidad (alteraciones genéticas)
- Teratogenicidad (alteraciones en el desarrollo)
- Carcinogenicidad (potencialidad de causar cáncer)
- Alteraciones genéticas embrionarias o fetales
- Farmacocinética (absorción, metabolización, distribución y excreción de una sustancia)
¿Qué tipos de test se realizan con animales?
Anualmente, son millones los animales sometidos, en vivo, a todo tipo de pruebas para productos cosméticos y de higiene personal.
Se obliga a conejos, cobayas, ratas y ratones a ingerir (por vía dérmica, por inhalación, inyección, etc.) sustancias diversas para ver qué pasa. Tras el tormento, son sacrificados o reutilizados para otros experimentos similares.
A pesar de que el número de animales usados para este tipo de pruebas ha disminuido respecto a años anteriores, se siguen repitiendo los mismos tests obsoletos, en el mismo tipo de animales, año tras año, a pesar de que los resultados que se derivan no se utilizan para salvaguardar la salud humana sino para determinar supuestos niveles de toxicidad de manera poco precisa y no extrapolable. Además, existen métodos alternativos al uso de animales, incluso más rentables económicamente.
Existen distintas pruebas, algunas de ellas particularmente crueles y dolorosas que, año tras año, se vienen repitiendo de forma innecesaria e inmisericorde. De entre ellas, podemos destacar, por su especial dureza y repetición, la Dosis Letal 50 (DL50) y el Test de Draize.
La DOSIS LETAL 50 (DL50)
La prueba DL50 se desarrolló en 1927 para medir la toxicidad aguda de ciertos compuestos en animales vivos. Consiste en la administración forzada mediante ingesta, inhalación o vías parenterales, de distintas cantidades de una sustancia, lo que conlleva dolorosas y agonizantes consecuencias para los animales (dolor, convulsiones, diarrea, hemorragias nasales y bucales, vómitos, muerte).
El test se detiene cuando muere el 50% de la población de los animales (lo que suele suceder al cabo de unos días), y el 50% que sobrevive es sacrificado para determinar diferentes parámetros de toxicidad en órganos y tejidos. Para cada test son necesarios unos 200 animales.
En teoría, el test DL50 proporciona información sobre la cantidad de sustancia necesaria para tener efectos no deseados en los humanos. Sorprendentemente, incluso los mismos científicos que la diseñaron cuestionan su fiabilidad, y sin embargo se sigue realizando.
Los resultados obtenidos de este test varían significativamente debido a diferentes variables, tales como la especie animal, la cepa, la edad, el peso, el sexo, el estado de salud, la dieta, si el animal ha pasado una fase de ayuno antes del test, el método de administración, la temperatura del estabulario (lugar donde están alojados los animales de laboratorio), el tipo de jaula, etc.
Cabe destacar que el DL50 mide la dosis mortal, pero no otros efectos secundarios graves pero no letales, ni efectos indeseados que necesitan ser verbalizados (que el paciente lo diga) como cefalea (dolor de cabeza), parestesias (sensación de hormigueo), sensación de náuseas, episodios de vértigo, etc.
El Gobierno de Gran Bretaña ya no concede más licencias para la determinación de la dosis letal media aguda por el procedimiento clásico (Directriz OECD 401), ya que existen otras alternativas aceptadas, como el procedimiento de la dosis fija, el método de la clase de toxicidad aguda, y el arriba y abajo (OECD 420, 423 y 425 respectivamente). La OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) tampoco admitirá el empleo del procedimiento clásico, por lo que se supone que la eliminara como directriz.
El Test Draize
El test Draize fue creado hace más de 45 años por John H. Draize, un toxicólogo que trabajaba para la Food and Drug Administration (FDA) de EEUU. Se utiliza para medir la irritación mediante la observación de los daños que causa una sustancia en los ojos y la piel de los animales. Se suelen utilizar conejos albinos por distintas razones: son baratos, fáciles de obtener, tranquilos y no agresivos, fáciles de manipular por el personal del laboratorio, y tienen ojos grandes con lo que facilita la aplicación y observación de los efectos de la sustancia.
En el test Draize de irritación ocular se aplican soluciones de productos directamente en los ojos de animales conscientes, generalmente sin administración de analgésicos. Durante los siete días que suele durar la prueba, los animales sufren un extremo dolor, úlceras y hemorragias, por lo que se los inmoviliza para evitar que satisfagan su instinto de rascarse y lavarse. Para tal fin, también se suelen mantener los ojos abiertos con clips. Al final del test, se sacrifica a los animales para evaluar los efectos internos de las sustancias que se han testado.
En el test Draize de irritación cutánea, se inmoviliza al animal y se aplica la sustancia en la piel afeitada y raída. Las sustancias se mezclan con un compuesto para exagerar la reacción y se aplican sobre la piel o bien se inyectan por vía subcutánea, generalmente en conejos o cobayas. El test muestra si la sustancia penetra la piel y causa una reacción alérgica. Es frecuente que se utilicen dosis demasiado elevadas de la sustancia, con lo que se sobreestima la sensibilización.
Estos test a veces no son capaces de detectar las sustancias potencialmente tóxicas ya que puede haber hasta cinco veces de diferencia en la capacidad de absorción de la piel de otros animales y la de los humanos.
Entre los métodos que no utilizan animales y que se consideran como alternativos a éste, destacamos: cultivos de células (obtenidas de cadáveres, biopsias y cirugía plástica), Corrositex, Episkin, SKIN2, MATREX, The Fluorescein Leakage Test.
El test Draize ha sido muy criticado no sólo por las asociaciones de protección animal, sino por miembros de la comunidad científica. Aparte de la crueldad implícita de la prueba, los resultados resultan muy poco relevantes para predecir los efectos en la salud y la seguridad humanas.»
La Comisión Europea ha valorado a fondo el impacto de la prohibición y considera que hay razones de peso para llevarla a cabo. Esto está en línea con las firmes creencias de muchos ciudadanos europeos: que el desarrollo de cosméticos no justifica las pruebas en animales.
Montse García
Etiquetas: Cosmética no cruel, No tested on animals, Stop animal testing, UE prohibe testar con animales