Los consumidores cada vez están más concienciados con lo que se aplican en la piel, el medio ambiente y la ecología, por ello no paran de proliferar nuevos establecimientos especializados en esta belleza sostenible además de que los habituales van incorporando más y más firmas eco. En nuestro país, si bien está aún muy alejada de ser una potencia como Alemania o Francia, la producción nacional de belleza y tratamientos eco está creciendo.
Utilizar productos cosméticos naturales es muy saludable para la piel. Además, es una forma de colaborar con el medio ambiente porque se tiene la certeza de que el articulo ha sido elaborado en su gran mayoría con ingredientes naturales y siguiendo sistemas de producción respetuosos con el entorno.
Pero ante esta tendencia, cualquier fabricante puede anunciar su cosmética como natural sin ningún tipo de control. La propia Unión Europea ya es consciente de este problema y a través del Comité de Salud Pública del Consejo de Europa publicó una nota informativa a los consumidores sobre cosméticos naturales en la que apuntaba: “En el mercado europeo encontramos numerosos cosméticos calificados como naturales aunque frecuentemente contienen ingredientes que no son naturales. La utilización de la expresión “cosmético natural” difiere de un país a otro y pasa lo mismo en lo que se refiere a las directrices aplicables a la fabricación, la comercialización y el etiquetado. Es necesario poner a punto una definición uniforme y establecer principios directores para los cosméticos naturales en Europa”.
Actualmente en la Unión Europea no existe ninguna normativa que detalle los requisitos que debe cumplir este tipo de cosméticos. Ante la ausencia de legislación, los fabricantes de cosméticos se someten a los criterios de empresas privadas de certificación, que garantizan el carácter natural o ecológico de los cosméticos. Cada organismo certificador tiene sus propios criterios de exigencia para los productos cosméticos. Un cosmético certificado muestra el sello o logo del organismo certificador. Es posible obtener más de una certificación, y por tanto, varios sellos pueden aparecer en el mismo cosmético.
Desde 2010 existe Cosmetics Organic Standard (COSMOS), que agrupa a las cinco agencias más importantes de Europa:
- Ecocert Greenlife (Francia)
- BDIH (Alemania)
- Cosmebio (Asociación Profesional Francesa de la Cosmética Biológica y Ecológica. Francia)
- ICEA (Italia)
- Soil Association (Reino Unido)
Además, el Institute for Marketecology (IMO), muy respetado en el campo de la certificación de productos sostenibles en todo el mundo.
En España, hay personas que dan poca credibilidad a todo aquello que tiene el adjetivo «natural o ecológico». Existe un mal uso de estas palabras, utilizándolas sin que sus ingredientes sean naturales o ecológicos en realidad y, sin certificación alguna de ello. Así, para confirmar la veracidad de ese origen orgánico existen los sellos y certificaciones oficiales. Ahora se cuida mucho más la calidad y la certificación. Estos organismos no dan su aprobación a cualquier precio ya que son muy exigentes con las empresas. En el mercado español los más habituales son los cosméticos certificados por Ecocert o Cosmebio.
Algunos dermatólogos aconsejan precaución en el uso de productos etiquetados como naturales u orgánicos para evitar complicaciones en la piel. Y, puesto que la legislación no está aún perfectamente definida, es importante que cuando compremos cualquier tipo de cosmético verde nos fijemos en sus ingredientes principales, etiquetas y la certificación. Es aconsejable evitar productos cuya procedencia no nos ofrezca las garantías necesarias para cuidar y embellecer nuestra piel.
En cosmética hay que distinguir entre natural y ecológico
Actualmente no existe en ningún país del mundo una definición oficial de lo que se considera cosmética ecológica y cosmética natural. Diversas entidades privadas empezaron a definir normas y compromisos sobre lo que debería ser un cosmético natural.
Hoy en día existen diferentes normas pero básicamente cumplen los siguientes principios:
- Los estándares de la mayoría de asociaciones de certificación permiten usar algunos compuestos de síntesis química, puesto que no existen productos naturales que tengan sus características y sería difícil formular cosméticos sin ellos. La mayor parte de los ingredientes son naturales o de origen natural. Estamos hablando de un mínimo del 90%.
- No se incluyen materias primas, especialmente compuestos químicos, sobre los que existen dudas sobre su inocuidad para el medio ambiente o la salud de las personas. Todas coinciden en tratar de evitar los derivados del petróleo, los perfumes y los colorantes sintéticos y las siliconas.
- Utilizan procesos de transformación y elaboración respetuosos con el medio ambiente.
- No están testados en animales ni el producto final ni ninguno de sus ingredientes.
- No se admiten ingredientes ni procesos que impliquen el uso de tecnologías controvertidas como organismos modificados genéticamente (OGM), nanotecnología o irradiación.
- Se suelen utilizar embalajes eco‐responsables, reciclados y/o reciclables.
• Estas premisas las ha de cumplir un cosmético que pretenda considerarse natural. Si además queremos hablar de un cosmético ecológico, el 95% de los ingredientes de origen animal y vegetal han de estar certificados como ecológicos según el Reglamento CE 834/2007 de producción agraria ecológica.
• Existen además cosméticos naturales que llevan un porcentaje de ingredientes ecológicos inferior al 95%. En ese caso el fabricante puede indicar qué porcentaje de ingredientes ecológicos contiene el producto.
Algunos criterios para poder escoger un producto de cosmética natural
Al no existir ningún aval de calidad, regulado por algún organismo especializado, que identifique con seguridad si un producto cosmético reúne los requisitos de producto natural tendremos que guiarnos por nuestros sentidos, vista, tacto, olfato y el sentido común.
- Vista: la cosmética natural con productos naturales nunca presentan colores llamativos. No es pues cosmética natural la que se comercializa como tal y presenta colores. Las texturas están menos conseguidas que la cosmética tradicional por falta de productos sintéticos.
Hemos de prestar atención a una menor caducidad de los productos ante la falta o la poca cantidad de de conservantes.
- Olfato: a menudo algunas casas comerciales de cosmética natural nos ofrecen las estupendas ventajas de algunas «esencias» pero el aroma que publicitan como natural es sólo una composición química, sin aportar ninguna propiedad terapéutica.
- Aval o sello identificativo de no test con animales: para identificar que en su elaboración no se han efectuado pruebas sobre animales.
- Packaging: reutilizable.
- El precio: los cosméticos naturales, ecológicos u orgánicos certificados puede que sean un poco más caros que los convencionales, pero la tendencia en los últimos años va siendo hacia la normalización de los precios. Es preferible no fiarse en los productos naturales demasiado baratos.
- Composición del etiquetado: hay que leer la etiqueta y desconfíar de los productos que en su composición indiquen que es un extracto natural reconstituido, ya que implica que se ha elaborado en un laboratorio el olor o las propiedades de la planta, por ello nunca tendrán las beneficiosas y autenticas propiedades del principio activo natural.
Montse García
Etiquetas: certificación cosmética natural, cosmética ecológica, cosmética natural, Cosmética verde